- Te diré, de todas formas, que si el viento no te entume, lo haré yo.
La miró de vuelta fijamente, con esos ojos transparentes, cargados de mentiras, ironizando la situación. Mordiéndose la lengua para no gritar sobre más mierda, no valía la pena. Sin embargo le respondió:
- No sé qué decir. Creo que ya todo está dicho. Tú sabes lo que yo siento, y eso nada lo va a cambiar. Ya te he dicho, eres la única mujer a la que he amado, y a la única que amaré jamás. Lo sé, porque lo siento así.
- Ya, pero tú sabes que yo no confío en tí, ni en nadie. Sabes que mañana te estaré diciendo nuevamente que te odio, y sólo eres un juguete más. Sabes que terminaré matando estos sentimientos, porque no me gustan.
Sin embargo la miró largamente, intentando tomar su mano esquiva luego de error tras error, palabra tras palabra.
- ¿Y por qué si quieres matar todo esto igual estás ahora conmigo tomando un café?
- Porque no tengo nada mejor que hacer.
- ¿Tú? ¿la chica ocupada, que tiene que revisar su agenda para saber si me quiere ver o no? Extraño que no tengas nada que hacer.
- Hoy tenía ganas de ti. De decirte de una vez todas estas cosas.(silencio...) Sabes que yo te quiero, y ya te lo dije una vez, si me lo pides, el mundo te lo cambio.
- Ya, y me acabas de decir que no quieres nada, y que mañana me odiarías. Quizás incluso estés pensando en matarme, o matarte..
- ¿Y tú te crees todo lo que te digo?
- No sé, no creo nada de ti.
- Bueno, yo tampoco creo algo de ti.
- Ya, ¿Y para esto querías que nos viéramos? De nuevo estamos en nada. No me gusta esta situación, nunca vamos a estar juntas, nunca te podré querer tranquila, porque no me dejas quererte.
Se le pusieron los ojos brillantes, e hizo un puchero intencional. Intentó darle lástima a esa mujer que le decía que no la dejaba quererla. Lo hacía también para engañarla. Sabía muy bien que en el fondo ella también mentía. Si algo sabía hacer muy bien esa mujer, era mentir, y decirle "te amo" en el momento correcto, para que sonara a verdad. Y algo que sabía hacer muy bien esta otra mujer, era hacerle creer que ese falso amor era correspondido, llorando en los momentos correctos, abrazándola y dándole el mejor beso de su vida, haciéndole creer que ese encuentro era tan especial, que jamás volvería a tener una perrita como ella entre sus piernas.
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Hace 13 años