
Esta no es mi historia, pero es real. Tampoco sé cuánto de lo que me han dicho sobre ella es verdad y cuánto mentira. Ya hemos visto cómo nuestra mente es capaz de omitir detalles asombrosos y agrandar cosas que muchas veces, nunca ocurrieron.
Ella (La llamaremos de forma ficticia Marta) nació en los 20...
no pienses por favor en los locos años 20, ni en esas bellas mujeres de las películas con sus trajes tan bellos. Se trata de una mujer nacida y criada en el campo. Aún no sé a qué se refieren con eso de vivir "en el campo" ya que para muchos no vivir en la capital, es vivir "en el campo". Pero por lo que Marta me ha dicho, vivía ahí con sus chanchos, gallinas y demases en la VII región.
Marta fue la menor de 9 hermanos. Su madre murió cuando apenas tenía 9 años, y nunca me ha hablado sobre ella. Marta hoy a sus 87 años a menudo recuerda su papá, le brillan los ojos, y es como si viera cuando él la tomaba entre sus brazos y le decía "mi chinita".
Esta no es la simple anécdota de una mujer, para mí es una locura de amor, una mentira por amor.
Marta estaba muy enamorada de Ramón (otro nombre ficticio). Me dijo que ellos tenían una relación muy bella, pero que luego la mejor amiga de Marta se lo quitó, y abandonó a Marta por ella.
Marta no era una mujer que trabajara la tierra, ella era matrona, en aquellos años y en aquel lugar donde no existían las carreras, donde uno era lo que había aprendido a hacer. Ella ayudaba a parir a las mujeres.
Paralela a la historia de Marta se desarrollaba en esos años otra historia, un amor mal correspondido. Ella profesora de una escuela rural, pobre, sin futuro (como todos en esos años). Él, parte de la elite política de este país, muy bien casado y con varios hijos. Tuvieron un romance que dejó a esta profesora con una panza de 9 meses de embarazo. Como todos sabrán, en esos años (y aún ahora) no era bien visto una madre soltera, y menos si no se sabía de quién era el bastardo. La profesora nunca reveló la identidad del padre, ya que tenía una promesa de amor con ese hombre que nunca le dio nada a cambio de su buen sexo.
Cuando la profesora estaba a punto de tener a su hijo, fue al lugar donde trabajaba Marta para parirlo. Esto fue a mediados de siglo cuando la hija de la profesora (sí, fue una linda niña) llegó a este mundo. Apenas nació la niña, la profesora abandonó el lugar y en él, a su bebé recién nacida, a su niñita.
Me he preguntado qué pensó esa mujer al abandonar a su hija en cualquier lugar ¿Le habrá dado cargo de conciencia? ¿Pudo seguir su vida como si nada?¿Lo hizo por amor para seguir viendo al político ese?
A Marta, sin desearlo, le llegó una hija, ella la había ayudado a llegar a este mundo y por lo mismo, se debía hacer cargo de ella. ¿Cuánto harías por amor? Marta mintió por amor e inventó que esa niña que una mujer abandonó, era su hija, una niña nacida fruto de su relción con Ramón.
Ramón la reconoció, aún cuando siguió con la otrora amiga de Marta. La familia de Ramón fueron los más felices de con esta noticia, ya que no les gustaba la novia de Ramón, y esta hija, al igual que como lo pensaba Marta, era la excusa perfecta para que se casara con Marta y abandonara a la otra mujer. Sin embargo Ramón no abandonó a la amiga de Marta, ellos se casaron y Marta nunca recuperó el amor de Ramón, además de quedarse con una niña que no era su hija.
Cuando Marta se dio cuenta de que todo lo que haía hecho no resultó como lo quería, se le vino el mundo abajo, y en cima del mundo, una niña. No sé si por esos años Marta quería a la niña. Lo cierto es que la educó, a punta de palos y correasos, pero la mantuvo bajo su techo. No la trató muy bien, a cada día le hizo notar a la niña que "ella era un error", le atribuyó muchos de sus problemas, sin embargo, ambas salieron adelante. La "niña" hoy tiene más de 50 años, se casó y le dio a Marta dos nietas.
Por como es Marta, siempre he pensado que el amor de madre que nunca le dio a su hija, se lo dio a sus nietas. Cada día despierta, achacosa, pensando cuándo morirá, pero feliz de sus nietas, se nota por el tiempo que les dedica y su preocupación para que estén bien. Cada mañana, cada tarde, y cada noche se sienta frente a su radio, con rosario en mano, y lo reza, una y otra vez, esperando que Dios le perdone sus pecados.
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